Érase una vez una hermosa y buena reina que, cosiendo junto a su ventana, se pinchó en el dedo y vio cómo la sangre cayó en la nieve. Fue entonces cuando la hermosa y buena reina deseó tener una hija con la piel tan blanca como la nieve, los labios rojos como la sangre y el pelo negro como la noche. Y su deseo se cumplió...
No hay comentarios:
Publicar un comentario